Devocional Martes 21 de enero de 2025.
Muy buenos días. Les saluda el pastor David Aranda en este martes 21 de enero de 2025. El día de hoy estaremos meditando en el pasaje de Génesis 3:8-10.
El mensaje de Génesis 2 concluye diciéndonos que el hombre y la mujer en el Huerto estaban desnudos y no se avergonzaban. Ayer vimos que después de pecar sintieron vergüenza. Así que, de vivir en santidad a la vergüenza, bastó un pecado.
Lo primero que Adán y Eva sintieron por causa de su pecado fue un sentimiento de vergüenza. El sentimiento de culpabilidad se manifiesta en seguida, en que se ocultan de la presencia de Dios (3:8). Pero, no pueden quedar escondidos, y apenas Dios los llama, responden (3:9, 10). La confesión de desnudez es como una confesión de culpabilidad, y Dios pregunta directamente a Adán si ha comido del árbol.
En su pecado y vergüenza, Adán y Eva no buscaron a Dios, sino fue Dios quien los buscó. Esto sigue siendo así hasta el día de hoy. ¿Cómo reaccionaron cuando escucharon los pasos del Señor? “Se escondieron.” El segundo resultado de su pecado fue el temor, una emoción que nunca antes habían sentido, pero sin duda ahora tenían buenas razones para sentirlo. El huerto había sido un lugar de gozoso compañerismo con Dios, pero ahora huían de su presencia y se escondían. Sin duda estos son los síntomas de una condición espiritual muy seria: con necedad imaginaban que por sus esfuerzos se protegerían del castigo divino.
“¿Dónde estás?” Aquí hay un llamado del amor ansioso. El Dios Salvador se disponía a acercar a él a sus hijos caídos. Sin embargo, estas palabras también son un llamado de justicia estricta; el Creador estaba exigiendo a sus criaturas rebeldes una respuesta. “¿Qué has hecho para que te escondas?”
La respuesta de Adán fue una verdad a medias: “Tuve miedo, porque estaba desnudo; por eso me escondí”. La respuesta fue evasiva y engañosa, y muestra los horribles efectos del daño que el pecado había causado.
El sentimiento de culpabilidad se manifiesta en seguida, en que se ocultan de la presencia de Dios (3:8). Lo que no sabían, que usted y yo sí sabemos, es que no podemos ocultarnos de Dios.
La pregunta de Dios sigue siendo la misma, ¿Dónde estás? Si esta mañana hay algo que necesitas ponerte a cuentas con Dios, es el momento. Pídele perdón por aquello que no has hecho bien, pídele perdón por tu pecado y arrepiéntete de vivir lejos de Dios. Dile al Señor Jesucristo que crees y confías en él, que crees que murió en la cruz del calvario por tu pecado y que hoy, en este momento lo recibes en tu corazón. Dice su palabra en Juan 13:20 que todo el que recibe al Hijo recibe al Padre. Abre tu corazón a Jesús.
Oremos: Señor Jesús, dice tu palabra en Juan 3:36 que el que cree en ti, tiene vida eterna. Hoy yo abro mi corazón para creer que tu moriste en la cruz del calvario por mi pecado. Me arrepiento de haber vivido una vida lejos de ti. Hoy creo en mi corazón, que tú, Padre Eterno, levantaste de los muertos a Jesús. Quiero seguir tus pasos Señor y caminar el resto de mi vida agradándote en toda mi manera de vivir. En el nombre de Jesús te ruego que escuches mi oración, Amén.
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